Nació el 9 de noviembre de 1913 en Viena (Austria). Hedy Lamarr era hija de un banquero y una pianista, y recibió una exquisita educación. Tras protagonizar algunas películas en su país, llega el escándalo internacional de Éxtasis, film en el que aparecía totalmente desnuda y cuyas copias intentó destruir –sin conseguirlo– su millonario esposo Fritz Mandl. Su notoriedad llega a América y la MGM la contrata en exclusiva tras convulsionar al país con Argel, su primer film en Hollywood. Se convierte entonces en la encarnación del artificio y el glamour hollywoodiense, algo que siempre le pareció ridículo. “Ser glamourosa consiste en posar y aparentar estupidez”, declaró esta mujer famosa también por su inteligencia y agudeza. La leyenda dice que era tan inexpresiva que el director se veía obligado a cortar cada vez que había de cambiar de gesto, pero esto se nos antoja irrisorio tras contemplar sus deliciosas interpretaciones en Cenizas de amor o Noche en el alma. Su papel más famoso le llegó al encarnar a una seductora Dalila en el clásico Sansón y Dalila, de Cecil B. De Mille. En 1958 se retira del cine, al que sólo regresará en 1990 para aparecer en la mediocre Instant Karma. Actualmente su nombre ha cobrado gran actualidad al considerársele la inventora del WI-FI, ya que este sistema se basa en las claves de encriptación que la estrella desarrolló durante la Segunda Guerra Mundial para transmitir información frente a los nazis. Fallece el 9 de noviembre de 2000 en Altamonte Springs, Florida (EEUU).