La novela homónima de Miguel Delibes fue llevada al cine por Mario Camus para dar una de las mejores películas españolas de todos los tiempos. Intensa y desgarradora, todo en ella es magnífico desde el desarrollo, hasta las interpretaciones y, por supuesto, la ambientación de la vida rural franquista durante los años 60. La cinta muestra la miseria de una familia de campesinos en un cortijo extremeño donde la renuncia, sacrificio y la obediencia son el pan de cada día interpretado de manera magistral por Paco Rabal y Alfredo Landa, quienes consiguieron un merecido premio ex aequo al mejor intérprete en Cannes.