Si bien esta cinta contiene elementos fantásticos, constituye con Ladrón de bicicletas y Umberto D la gran trilogía neorrealista del director italiano Vittorio De Sica. La película cuenta la vida de Totó, un bondadoso huérfano que vive, igual que otros muchos desharrapados, en un mísero barrio de chabolas en las afueras de Milán. Lejos del pesimísmo y la desesperanza de Ladrón de bicicletas, acá todo es pobreza y miseria propia de la post guerra, pero con un mensaje tan lleno de esperanza y alegría que el corazón agradece. Además, Milagro en Milán obtuvo la Palma de Oro en el año 1951 y tuvo una gran acogida entre la crítica.