La agridulce novela de Francoise Sagan “Bonjour Tristesse” recibe un suntuoso tratamiento en esta su versión cinematográfica. David Niven interpreta a un rico playboy, el padre de libertino de la adolescente Jean Seberg. Seberg tolera a la mayoría de las amantes de su padre, pero no sabe qué hacer con la mojigata Deborah Kerr, que no se va a acostar con Niven hasta después de la boda. Sintiendo que la relación con su padre va a ser interrumpida por Kerr, Seberg hace lo posible por romper la relación cuando es sorprendida por la actitud de Niven quien, a pesar de sus promesas de fidelidad a Kerr, no puede renunciar su estilo de vida hedonista. La combinación del desdén de la hija y del padre conducen a Kerr al suicidio, pero ambos continúan con su lujoso, aunque vació, estilo de vida, a pesar de que ambos saben que su falta de fibra moral ha destruido una vida.

Los matices incestuosos del original de Sagan están sólo ligeramente sugeridos en la versión de la película. Buenos días, tristeza fue dirigida por Otto Preminger, que había descubierto Jean Seberg en su anterior film Santa Juana.