Ingrid Bergman nació el 29 de agosto de 1915 en Estocolmo (Suecia). Una de las actrices más queridas y admiradas de la Historia, de gran exquisitez y elegancia. Huérfana desde muy niña, quedó al cuidado de un tío que no veía con buenos ojos sus inclinaciones artísticas. Al terminar sus estudios decide dedicarse a la interpretación, apareciendo ya en una película a los 17 años. Tras una breve experiencia teatral, decide que lo suyo es el cine y comienza a aparecer regularmente en films suecos. El productor americano David O. Selznick la ve en uno de ellos, Intermezzo, y le ofrece un contrato para Hollywood, donde rodará un remake de dicho título. Su belleza natural y fresca –en contraposición a la hipersofisticación de las divas del momento– será su carta de presentación y triunfará de lleno. Comienza entonces a intervenir en escasos pero muy seleccionados films. Será musa de Alfred Hitchcock y enamorará al mundo con su papel de Casablanca. En 1949 viaja a Italia para rodar Stromboli y se enamora de su director, Roberto Rossellini. Entonces abandona a su marido e hija para casarse con el italiano, provocando el rechazo unánime de la sociedad americana. Tras rodar algún título más junto a su esposo, se separa y regresa a Hollywood, siendo curiosamente perdonada y concediéndosele un segundo Oscar por Anastasia –el primero lo había obtenido por Luz que agoniza–. Comienza entonces una etapa de apariciones esporádicas aunque exitosas. También fue nominada al Oscar por ¿Por quién doblan las campanas?, Las campanas de Santa María, Juana de Arco y Sonata de Otoño, logrando su tercera estatuilla, esta vez como secundaria, por Asesinato en el Orient Express, y un premio Emmy por la serie televisiva Una mujer llamada Golda. Es madre de la actriz Isabella Rossellini. Falleció el día de su cumpleaños, el 29 de agosto de 1982 en Londres (Inglaterra).